5.2.11

Descubrir.

Perdido entre palabras y pensamientos corrí hacia lo más intenso de mí ser, me perdí en mi alma y nadé en un sinfín de amor.
Hice carne en mí de lo más sentido en la vida, apasioné mi ser frente al goce del vivir.
Vi escurrir una lágrima en mi mejilla, al tiempo que las ráfagas golpeaban mi integridad y luchaba por mantenerme en pie.

De pronto una ráfaga voló mi mente y logre verme: indefenso, sin coraza y sangrando amor.
Escuché a mi corazón y deje que me guie en el camino hacia la paz interior. Limpie mi alma mientras sentía como el viento envolvía mi cuerpo, al tiempo que seguía sintiendo la amenaza de aquellos golpes letales en mí.
De pronto un golpe me expulso de la tormenta, y me vi sobre la arena, solo yo; solo mi ser, con mi alma hecha añicos.
Llore y llore sin parar hasta que de pronto sentí escalofríos y miré hacia el piso: ahí estaba, sin nada más que mi ser y los restos de mi alma, purificada aunque destrozada.
Comencé a unirla, la llene de amor y de mi ser.
Fue la pasión quien la logro ensamblar mientras el amor y el perdón quien logro revivirla.

De pronto las ideas se hacían claras, de pronto la tormenta daba paso a la paz.

Me puse de pie y logre mirar el horizonte, era celeste y lleno de vida.
Era el amor quien había preparado eso para mí, era su modo de decir: no estás solo, aquí estoy.

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